miércoles, 25 de julio de 2012

Un día perfecto

Día complicado, toca reunión en Hospitalet de l´Infant, te recoges en el sobre a la 1:30 preparando los temas y a las 6:30 el odioso despertador te llama -el viaje es de 2 horas y media y necesito una más para acicalarme-.

¿Los zombies? ¿Por qué andan así? algún guionista nos vio cuando nos levantamos dormidos. Te duchas con el agua más fría de lo normal, ¡qué tonto soy! crees que te despertarás antes, pero igual lo que consigues es una pulmonía, porque dormido aún sigues... y lo notas al prepararte el café con leche.

Enciendes la cafetera, y cuando la lucecita verte dice ya puedes, pones el vaso, aprietas el interruptor y sale agua hirviendo, pero sólo agua, no has puesto la cápsula ¡mierda!. Coges la leche de la nevera y llenas el vaso, azúcar, remueves y ... ¡qué asco! está fría, no has calentado la llet. El paso del microondas se te ha olvidado. Bajas de nivel, para poder pasarlo, y... explosión -ya has despertado a todo el edificio-. Has metido la cuchara también. Definitivamente la ducha de agua fría es un mito, ... en los otros casos -de calentura sexy- puedo asegurar que tampoco funciona.

En ruta, con un montón de coches más, vayas en la dirección que vayas todos van contigo y no, no es la operación salida de vacaciones. Todos felices y contentos cantando y saludando a los de al lado. El nudo de la Trinitat se debería llamar el embudo de la barbaridad.

No soy muy español así que en lugar de a las 11:00 que es la cita, llego a las 10:15 que aprovecho para tomarme un nuevo café con leche y contestar algunos correos en una terracita cerca del lugar.

Reunión de 3 horas, mejor de lo esperado, el cliente es un encanto. Y ...

Empieza lo bueno, cuando te pones de regreso. Los 10 minutos de camino a la Autopista -y menos mal- te sale una lucecita roja que dice STOP, -piensas algún error informático-, pero el cabezón sabe que pensarás eso y enciende otra luz, la de la batería -y dices no puede ser, si ha enchegado a la primera- y el capullo entonces lanza un olor a quemado -pero, tu a lo tuyo, será que en esta zona están quemando algo, y subes la ventanilla- pero ... ¿y si realmente pasa algo? y como soy muy obediente intento pararme lo antes posible, así que no hago caso a la entrada de la autopista y haces caso al ordenador del coche. Paro en Miami Playa y asegurarme que está todo bien.

Paras el motor, te bajas del coche, abres el capó, -el curso de automóvil no lo hice, pero crees que sabes- y lo ves todo en su sitio. Te vuelves a montar enciendes y las dos puñeteras luces otra vez ahí mirándote y fijamente. Y ya sabes que no podrás volver sólo. Andas un poco para dejarlo bien aparcado y en algún sitio visible, y cloc cloc cloc, ... esto ya parece serio. Aparco donde tomé el segundo café, vuelves a abrir el capó por si se te pasó algo, ... y ahí sigue todo igual ¡qué dominio tengo de la mecánica!. Pero llamas al RACC, y una voz muy amable te dice que en 40 minutos vendrán a por ti, después de haberle detallado hasta una empresa de construcción, un super y un hostal, para que den contigo.

No me gusta esperar así que caen dos cervezas, ¡me gusta la cerveza fresquita!. A las 15:15 llega el "gruero", le explicas que te pasa, vuelves a abrir nuevamente el capó y antes de fijarlo te dice: "ya puedes cerrarlo" no podrá circular ¡qué cara de tonto!. Y tu le has dicho como sabiendo igual son los discos de freno que veo las ruedas muy manchadas. Pero no, te mira con ese aire del que sabe y te demuestra que no tienes ni idea "es un cojinete de la distribución y te falta una correa que debes haber perdido" y descubres que eres un patata como mecánico.

Remolcado y te subes a la cabina con él sabiendo que no le caes bien por que te tiene que llevar a un taller en Poble Nou  y ¡ruido infernal! ¿como puede conducir con esa música? tiene la radio puesta y no se oye, suena todo el camión ahí dentro. Y piensas ¿qué le digo? ¿le hablo? ¿de qué? y si le pregunto tendré que gritar para que me oiga, igual tampoco ha comido como yo, no quieres ser un pesado pero tampoco un soso desagradecido y pensando la pregunta mientras el ruido me taladra llegamos a Vilanova -por cierto, hola Susana ¿cómo va todo?- y con el peaje se suelta y hace un monólogo de las autopistas catalanas ¡las más caras de Europa!, y ya te lanzas hasta que por fin aterrizamos a las 17:30 en el taller. Entramos dos en la cabina, pero rápidamente se incorporó otro, mi estómago.

El director del taller, que ya me conoce, me dice que he tenido mucha suerte, que lo normal es que la correa se líe con el motor y haga un destrozo. Va a ser que he tenido suerte ¿o no? UN DÍA PERFECTO, mañana cuando me de el nombre lo cuento.

http://www.youtube.com/watch?v=ZwlPWuvtelg




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