Esta mañana -supongo... que
consecuencia de ayer- me he levantado "zombi". Ayer me empapé con la lluvia, y cuando iba a un cliente, al bajar del coche, me metí en un charco y... ME METÍ hasta
las rodillas. Cuando el cliente me vio
no sabía si darme un secador o colgarme en un alambre con unas pinzas. Cuando
acabé la reunión que duró 3 horas vi que debajo de la silla había dejado un
charco de mis zapatos y pantalones, creo que igual tienen ya hasta peces.
Y ahora os cuento lo de esta mañana, verídico...
Esta
mañana me he levantado atontado, a las 6:30h. cuando ha sonado ese mal amigo
redondo y con manecillas, lo quería matar, me he querido poner deprisa arriba
al sobresaltarme en el mejor de lo sueños y ... error ... no intentes
levantarte si tienes los pies atrapados. Esta noche he dado más vueltas que un
trompo -el frío dentro de los huesos por lo empapado que me puse- y estaba
hecho un ovillo con las mantas. ¿Qué ha pasado? que al intentar bajar de la
cama he caído de cabeza al no poder sacar los pies -se habían quedado enroscados con las sábanas-. No me he dejado los "piños" de milagro. Pero debo haber hecho un ruido espantoso.
Y
zumbando a la ducha, pero el golpe creo que aún me ha dejado mas "gili", pues me
he metido sin coger el albornoz, ni el champú, así que he tenido que salir
mojado a por él, pero por no mojar las zapatillas afelpadas, he intentando llegar
en dos pasos al estante y... 2º error... no camines por suelos deslizantes…
¡MOJADO! He pegado un resbalón de campeonato abriéndome de piernas que ni las
del ballet del lago de los cisnes, solo que yo he estado a punto de perder mi
machismo. He pegado un golpe con el bidé, que por suerte ha sido con la
rodilla, sino hubiera sido así, mi abertura hubiera seguido y entonces el golpe
con el bidé hubiera sido con otro elemento de mi cuerpo... He escapado
de milagro, pero todavía me duele.
No me enrollo más pues seguro que os estáis riendo, no conmigo, sino de mí. Pero no me importa,...
ESTA HISTORIA ESTÁ BASADA EN HECHOS REALES ocurridos -21 y 22 marzo 2012- a esta persona que lo relata, y que no ha cambiado ni inventando ningún detalle, salvo obviar algunas situaciones que le producían mayor sonrojo aún.
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